Una buena orientación al alumnado en su aprendizaje, motivación para aprender y la mejora en la forma de enseñar del profesorado, es vital para llevar a cabo una adecuada evaluación formativa. También puede servir para otras finalidades, como para certificar los logros del alumnado, evaluar los resultados de los programas educativos, medir el rendimiento de los sistemas educativos y establecer comparaciones entre sistemas.
El objetivo de la evaluación formativa es ofrecer al alumnado la oportunidad de comprender mejor sus necesidades de aprendizaje y al profesorado la posibilidad de adecuar su enseñanza. La evaluación formativa y digital, además, abarca una amplia gama de elementos como plataformas de aprendizaje personalizadas, portafolios y diarios digitales, redes sociales (wikis, blogs), narración de historias digitales, libros de texto electrónicos, aprendizaje móvil, encuestas en el aula, panel de control y herramientas de supervisión y juegos digitales.
En cambio, la evaluación con fines sumativos suele realizarse al final de un curso o unidad, a menudo con criterios estandarizados y con una calificación. Aunque es predominante en la mayoría de los sistemas educativos, la evaluación sumativa pocas veces proporciona al alumnado y profesorado alguna información que puedan utilizar para comprender y mejorar su aprendizaje y su enseñanza.
Según Dylan Wiliam, profesor emérito de evaluación educativa del Instituto de Educación de la UCL, en Reino Unido, la evaluación formativa y la sumativa están mejor consideradas como descripciones del uso de la información de la evaluación que de la propia información o de los instrumentos que la producen. El aprendizaje es el cambio en la capacidad a largo plazo que tratamos de producir en el alumnado, y el rendimiento es cómo de bien el alumnado completa una tarea de aprendizaje que le damos. Muchos profesores asumen que, si el alumnado completa de forma satisfactoria una tarea diseñada para enseñarle algo, entonces aprenderá lo que la tarea pretendía enseñar. Pero muchas veces no es así. El alumnado puede completar bien una tarea y, sin embargo, recordar poco o nada de lo que trataba dos semanas después. Al contrario, el alumnado puede tener muchas dificultades para completar la tarea y, sin embargo, recordar bien el material semanas después.
Esta es la razón por la que la evaluación está en el centro de la enseñanza eficaz: la evaluación es el puente entre la enseñanza y el aprendizaje. El único modo de saber si lo que hemos enseñado se ha aprendido es evaluando al alumnado. Algunos prefieren no utilizar la palabra evaluación en este contexto, porque connota procesos formales como pruebas y exámenes y prefieren hablar de comprobaciones frecuentes de la comprensión.
Cuando el profesorado enseña en línea, o en entornos combinados, el uso de la evaluación para mejorar la enseñanza y el aprendizaje, lo que generalmente se denomina evaluación formativa, es de especial importancia por varias razones. En primer lugar, los indicios en los que nos basamos como profesores, como las expresiones faciales del alumnado, desaparecen o son más difíciles de ver en entornos en línea. En segundo lugar, cuando enseñamos en línea, las experiencias del alumnado son mucho más variables. Es mucho más sencillo comprobar si los alumnos prestan atención cuando están en el aula con nosotros que cuando son pequeñas imágenes en la pantalla de un ordenador. En tercer lugar, las interacciones normales que tenemos con nuestros alumnos en entornos presenciales son diferentes a los que tenemos en la enseñanza en línea, debido a los inevitables retardos.
En cuarto lugar, los padres y madres pueden ayudar a sus hijos e hijas a consolidar su aprendizaje pidiéndoles que diseñen algunas preguntas de prueba, con respuestas correctas, sobre lo que han estado aprendiendo. Se ha demostrado que el diseño de preguntas mejora de forma sustancial el aprendizaje y, al observar las preguntas que los niños escriben, es posible comprobar si lo que ellos y ellas creen que han aprendido es lo que deberían haber aprendido.
Las investigaciones indican que la evaluación formativa digital tiene un gran potencial para respaldar el aprendizaje de nuestro alumnado. Tanto los investigadores como los profesionales de la educación están cada vez más interesados en cómo las tecnologías digitales pueden mejorar las formas en que los profesores dan retroalimentación a sus estudiantes.
Las herramientas digitales permiten que los profesores recopilen comentarios rápidos (en tiempo real) y amplíen los siguientes pasos del aprendizaje de sus alumnos en un nivel de dificultad adecuado. La recopilación de información tan rápida puede ayudar a los profesores, por ejemplo, a organizar debates en clase que respondan a las diferentes necesidades de cada alumno.
El INTEF junto con otros 4 países está realizando la experimentación Assess@Learning (2019-2023), coordinada por European Schoolnet y cofinanciada por el Programa Erasmus+ de la Unión Europea, que tiene como objetivo respaldar a los docentes, estudiantes y sus familias, así como a los equipos de dirección escolares para que adopten medidas de evaluación formativa digital mediante un conjunto de herramientas en línea.
Los centros seleccionados podrán utilizar estas herramientas digitales para profundizar en las prácticas de evaluación formativa dentro y fuera del aula. Las herramientas digitales respaldan el aprendizaje en cualquier momento y en cualquier lugar, ofrecen a los estudiantes la posibilidad de autoevaluarse y de que lo hagan entre compañeros, además de ayudarles a fijar objetivos y estrategias de aprendizaje.
En función de las conclusiones de la evaluación de las pruebas de campo y los laboratorios de diálogo, el conjunto de herramientas se publicará como un recurso educativo abierto en varios idiomas para su reutilización y adaptación. El informe final de evaluación se publicará en línea en 2023 y ofrecerá asesoramiento sobre la adopción de la evaluación formativa digital en los centros educativos.