Mario Santamaría, docente del CEIP Obispo Blanco Nájera de Logroño (La Rioja), narra la experiencia de su centro dentro del proyecto de pilotaje de SELFIE (herramienta de autoevaluación de la Comisión Europea) que se está llevando a cabo a nivel nacional en 2019.
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Desde hace dos cursos, el Centro de Educación Infantil y Primaria Obispo Blanco Nájera -@ceipOBN- está inmerso en una interesante encrucijada por la que ha planteado un proyecto de competencia digital del alumnado que comprende las 5 áreas establecidas en el Marco Común de Competencia Digital Docente. Estas áreas están adaptadas, secuenciadas y estructuradas de manera evolutiva a los escolares desde los 3 años hasta los 12, es decir, a lo largo de toda la escolaridad de infantil y primaria.
Este ambicioso proyecto quiere que el alumnado del centro salga con unos conocimientos básicos y llegue con unos mínimos establecidos a la etapa obligatoria de educación secundaria. Que, además, tenga la suficiente capacidad de adaptación a los nuevos entornos tecnológicos a los que se puede enfrentar, sepa resolver “pequeños” problemas tecnológicos, que adquiera competencia en niveles de seguridad –identificando posibles engaños, ciberdelincuencia o acoso en las redes-, que sepa manejar el software básico libre y/o privado para desarrollar su competencia educativa y personal, que conozca herramientas de programación o para crear contenidos, saber qué, cómo y dónde encontrar información, filtrarla y mostrar una actitud crítica y reflexiva sobre lo que le ofrecen las Tecnologías de la Información y la Comunicación.
Todo esto, se ha realizado con muchas idas y venidas en el proyecto, probando casi a pie de campo, con los objetivos claros, con las ideas bien planteadas, pero sin un minuto para parar, mirar y reflexionar, hasta que se nos seleccionó para participar en el proyecto de pilotaje de la herramienta SELFIE.
SELFIE, como su propio nombre indica, es un autorretrato, es una instantánea que ayuda a los centros a reflexionar sobre cómo utilizamos las tecnologías digitales para respaldar los aprendizajes escolares.
Haber aceptado pasar esta prueba, significa que las personas que componen el centro educativo quieren y desean saber en qué punto estamos en lo referente a la tecnología, a la metodología, al equipamiento, al conocimiento digital y al nivel de competencia digital que existe a nivel personal y profesional del alumnado y del profesorado.
A tenor de los resultados, lo primero que se aprecia es que en las 6 áreas que se estudian –LIDERAZGO; INFRAESTRUCTURAS Y EQUIPOS; DESARROLLO PROFESIONAL CONTINUO; ENSEÑANZA Y APRENDIZAJE; PRÁCTICAS DE EVALUACIÓN; COMPETENCIA DIGITAL DEL ALUMNADO- hay una homogeneidad en las respuestas, no pasando de una desviación máxima de 0,6 entre Equipo Directivo y Maestros ni una diferencia de más de 0,4 puntos entre Claustro y Alumnado. Esto valida por completo las respuestas dadas por cada colectivo.
Profundizando en el resto de las preguntas y buscando mejoras con las que poder avanzar, ya que esta la verdadera intención que tiene el centro al realizar el test SELFIE, se observa:
- A nivel de infraestructuras y equipamiento, estamos bien provistos por lo que la mayoría de los maestros del centro no tiene impedimento de acceso a la tecnología dentro del colegio.
- En contrapartida, el claustro se reconoce como consumidor de recursos de terceros más que como creador de los suyos propios.
Esto lo explica la pregunta A7: “tiene tiempo para explorar cómo mejorar la metodología de enseñanza en tecnología digital”. La puntuación media es de 3 sobre 5.
De este apartado concluimos que se pueden tener todos los dispositivos tecnológicos a nuestro alcance, pero si no hay tiempo para investigar, es muy complicado sacar un rendimiento óptimo a estos medios. - Otro apartado que se refleja como susceptible de mejora, es el apartado E: prácticas de evaluación.
En esta área, hay una nota media baja con respecto al poco uso que se da para evaluar al alumnado y sus habilidades mediante la utilización de las tecnologías.
También es cierto que estamos hablando de una encuesta que ha sido contestada por maestros y maestras de educación infantil y primaria que, aun utilizando estas herramientas, puede que no sean tan generalizadas como en otras etapas educativas. - El apartado que destaca y está más estrechamente ligado al Proyecto TIC del centro, es el F. En este apartado, las medias de las respuestas del claustro como la de los alumnos son altas.
Por un lado, el alumnado refleja que ha adquirido un aprendizaje de cómo navegar por Internet, de saber filtrar la información que maneja y además, son conscientes que han aprendido a programar y a codificar, entre otras habilidades.
Los maestros, puntúan también alto este apartado de competencia digital del alumnado, pero observamos que no encaja del todo la percepción que tienen los maestros de lo que saben los alumnos, como lo que realmente han aprendido, tal y como ellos mismos han transmitido en la encuesta.
Este desfase de información es importante solventarlo.
Habiendo finalizado el pilotaje de la prueba, el dinamizador TIC como coordinador, junto con el equipo de maestros TIC y los coordinadores de ciclos, estudiamos los resultados y sacamos un plan de mejora:
- Informar de manera más efectiva al claustro y a las familias de los alumnos los aprendizajes que se realizan en el Proyecto TIC del Centro.
Se crearán unos criterios de evaluación estandarizados para ver la progresión de cada alumno y saber en cada momento el nivel de aprendizaje que consiguen. - Generar un proyecto de formación interna, a 2 años vista, que parta y que atienda las necesidades generales de los maestros y maestras, así como las particularidades de cada uno de ellos.
- Fomentar el uso de la evaluación digital dentro de las aulas a través de gamificación.
- Crear un Entorno Virtual de Aprendizaje para que el alumnado pueda realizar observaciones sobre el trabajo de sus compañeros, el profesorado genere contenidos digitales adaptados a su entorno y así poder documentar el aprendizaje del alumnado.
- Seguir realizando esta prueba de manera anual, debido a que aporta una retroalimentación excelente para saber de primera mano cómo ven la formación que reciben, cómo la acogen y si responde a sus necesidades e intereses del alumnado y el profesorado.
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