Estancia profesional en Liceo Gymnasio Tito Livio Padova en Padua (Italia)

Estancia profesional en Liceo Gymnasio Tito Livio Padova  en Padua (Italia)

Soy una profesora de Inglés y de Lengua Española del CEPA Lucas Aguirre de Cuenca que además imparto un taller de lengua y cultura italiana de nivel A1 en mi centro de trabajo. He tenido la oportunidad de visitar este Liceo Classico de Padua durante dos semanas en el mes de mayo. Como todos los Liceos italianos dividen sus enseñanzas en cinco años: tres de gymnasio y dos de liceo. Sin embargo, pese a lo que pueda parecer, los alumnos estudian no sólo Latín, Griego, Historia del Arte, Historia, Filosofía, Inglés o Lengua Italiana, los alumnos del Liceo Clásico también estudian Física, Matemáticas o Biología, y pueden optar a estudiar Derecho o Medicina en la Universidad.

El horario para el alumnado es de lunes a sábado de 8:10 a 13:10 con un pequeño recreo en medio. Este centro eligió tener cinco horas lectivas diarias incluyendo los sábados, en vez de seis diarias durante cinco días lectivos. Además, muchos de los alumnos de todos los cursos participan de forma voluntaria en diferentes laboratorios por la tarde para ampliar su currículum y profundizar en áreas de enriquecimiento: laboratorio de biología, de coro, de teatro y de dibujo. Además de participar y observar las clases de la mañana, pude disfrutar una tarde del laboratorio de dibujo y de la exposición de los dibujos realizados por los alumnos en la entrada del centro. Otra tarde también pude asistir a la representación de las Bacantes de Eurípides en italiano representada por los alumnos del Laboratorio de Teatro en el patio del Museo degli Scrovegni. Es una pena que la representación final del coro fuera la semana siguiente al fin de mi estancia.

He comprobado que el Liceo cuenta con excepcionales alumnos a los que les gusta aprender y “gentilissimi” profesores que no sólo se preocupan por mantener un nivel académico muy alto, si no por crear y favorecer el proceso de enseñanza-aprendizaje en un entorno muy acogedor y “lleno de paz” (que se respira no sólo en el claustro de su patio, sino en todas las clases a las que asistí).  Como en España, las letras no están muy valoradas y los liceos clásicos están perdiendo  alumnos, pero “no hay mal que por bien no venga” porque tienen una ratio envidiable (unos 18 alumnos por aula). Esto permite un alto nivel de trabajo personalizado, el  poder hacer mejor, y la constatación de que hay mejor trato entre profesores y alumnos.  Es un privilegio observar que hay alumnos que desean aprender y admiran a sus profesores, que al acabar el Liceo casi todos cuentan con un nivel muy alto de latín, de lengua italiana, un nivel C1/C2 en inglés, …es admirable la tranquilidad con la que se preparan y participan en las clases y los exámenes finales orales y escritos, y además disfrutan con recreos en los que a veces cantan y bailan para mantenerse activos y “distraer” a los más preocupados para la “prueba de la maturità”.

Me gustó ver que la mayoría de los alumnos va al centro a pie o en bicicleta (y que tienen un lugar asignado para dejarlas), también cuentan con un armario dentro del aula para dejar los libros que no quieren llevarse a casa; todos los profesores cuentan también con una plaza de aparcamiento por si desean o necesitan ir al centro en coche porque van cargados de libros y de exámenes.  Todas las clases tienen una pizarra digital y un ordenador, la Biblioteca cuenta con un envidiable número de ejemplares, … y el único consejo para profesores que soliciten una estancia en próximas convocatorias es que organicen bien el tiempo porque el programa es muy intenso y yo tuve que elegir a qué clases dar prioridad, me hubiera gustado ver más clases de otras asignaturas y hablar con más profesores, pero “siempre hay que dejarse algo para volver la próxima vez” , sobre todo, para mantener el nivel de idioma de los profesores que imparten talleres lingüísticos y volver para seguir aprendiendo de las buenas prácticas de otros centros tan bien acondicionados como este Liceo Tito Livio Padova no sólo en estructuras y entornos agradables que fomentan el estudio desde el acogedor claustro lleno de árboles que recibe, si no, con el espíritu de trabajo, esfuerzo y calma que se transmite por el ETHOS común: formar a personas jóvenes que no sólo están construyendo el presente y construirán nuestro futuro, sino que lo harán manteniendo vivos todos los valores meritorios que nos han hecho y les han hecho llegar hasta donde están y estamos, y desde ahí crecer creando vínculos fuertes que nos permitan hacer proyectos en común en un futuro cercano.