Acabo de regresar de una estancia profesional de dos semanas en Como, Italia, una experiencia que ha marcado un antes y un después en mi trayectoria como docente y, especialmente, como director de centro educativo. A través del programa del INTEF, tuve la oportunidad de integrarme en la vida escolar del “Istituto Comprensivo Como Centro Città”, un conjunto de ocho centros bajo la dirección de la dott.ssa Valentina Grohovaz, cuya labor, dedicación y entrega me han inspirado profundamente.
Uno de los aspectos que más me llamó la atención fue el enfoque tan distinto que existe entre las funciones directivas en Italia y en España. Mientras que en nuestro país los directores ejercemos un control más cercano y cotidiano sobre el claustro y la vida escolar, en Italia, por la propia estructura organizativa, la dirección ejerce un rol más administrativo y global, similar al de una inspección educativa. La directora italiana gestiona simultáneamente varias escuelas de Infantil, Primaria y Secundaria, confiando en la figura de los “referenti di plesso” para el día a día de cada centro. Esta descentralización, lejos de ser un obstáculo, permite una mayor autonomía y responsabilidad de los docentes.
Durante mi estancia, participé en reuniones de equipo directivo, entrevistas con familias, visitas a diferentes centros y proyectos educativos que reflejan el compromiso con una enseñanza inclusiva, diversa y centrada en el alumnado. Esta visión, aunque con recursos limitados y ciertos problemas de infraestructura, está respaldada por un equipo humano comprometido y creativo.
Pero más allá de lo estrictamente profesional, esta experiencia me ha enriquecido a nivel humano. Conocer de cerca a otros docentes, compartir nuestras inquietudes, observar diferentes metodologías y realidades sociales, ha sido una lección de humildad y aprendizaje. En una ciudad donde la diversidad cultural es tan rica como compleja, comprendí que la educación es mucho más que una transmisión de contenidos: es un puente entre realidades, una herramienta de cohesión y una esperanza para el futuro.
A quienes estén pensando en participar en este programa, solo puedo decirles que se atrevan a dar el paso. Que preparen la estancia con tiempo, que vayan con la mente abierta y el corazón dispuesto. No se trata solo de conocer otro sistema educativo, sino de mirar la educación desde otra perspectiva, de entender que nuestras preocupaciones y sueños como docentes son compartidos en cualquier lugar del mundo.
Volveré a mi centro no solo con ideas nuevas, sino también con una renovada ilusión por mi labor. Porque la educación, cuando se vive con pasión y desde el respeto a la diversidad, de cierta manera, nos transforma.
Francisco José Peñalver Rojo.